Nunca ha sido un problema estar solo. Quizás porque nunca tuve a alguien que considerara indispensable. La vida, con su vaivén impredecible, a veces se sentía fría, pero el carrusel nunca dejaba de girar. Algunos encuentran refugio en la amistad, otros en el trabajo; yo elegí refugiarme en el amor y en aquel fin de año de 2023, sin saberlo, nos llamamos sin voz y el destino nos respondió.

El ser humano necesita una motivación para seguir adelante. Cada uno escoge su meta y camina con determinación, pero con el tiempo descubre que el triunfo sabe a poco si no hay alguien con quien compartirlo. Las alegrías y las tristezas pesan distinto cuando no existe esa persona ajena a todo lo que conoces, pero que, a la vez, te complementa. No tener a alguien con quien morir sin morir…
Puede sonar a desvarío de un alma que ha vivido diez vidas, pero lo cierto es que yo conocí mi motivación el 7 de enero de 2024. En mi caso, es una mujer, y hoy se cumple un día más de incertidumbre esperanzadora, de esa lucha silenciosa por recuperarla. Lo único que tengo claro es que no me voy a rendir.
Charly García cantaba en “Los Dinosaurios” que cuando todo tira para abajo, es mejor no quedarse atado a nada. Pero ¿qué pasa cuando estás atado a tu todo? También te vas para abajo. Y estás tan voluntariamente atado que decides ir en contra de la gravedad, aferrándote al último resquicio de luz.
Mi consejo: sean cautos y piensen bien las cosas. Sobre todo, cuando se trata de lo que más cuidan en la vida, de ese pedestal al que han dedicado su devoción. Si fallan, pidan perdón y cambien. Si necesitan algo, háblenlo. Siempre habrá alguien dispuesto a darlo todo por ustedes.
Nos enseñaron que solo una madre o un padre lo darían todo por uno, y sí, ese es un amor inquebrantable. Pero no es el único. Siempre habrá alguien más, alguien que elijas y que, a su vez, te elija a ti. Y qué hermoso es cuando encuentras a esa persona dispuesta a romperse la cabeza por ti, simplemente porque así lo siente. Pero también es importante darlo en la medida en que el otro lo necesita, no solo como queremos darlo nosotros.
Gustavo Alonzo Silva Barboza es egresado de Derecho de la Universidad San Martin de Porres, especialidad de Derecho Penal. Hombre arrepentido, deseoso de un solo amor para toda la vida. 22 años.
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