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Nuestro futuro: la eutopía

Foto del escritor: Piero GayozzoPiero Gayozzo

Definamos el futuro como aquello que todavía no ha sucedido. Las proyecciones futuristas dependen tanto de las leyes de la naturaleza como de las circunstancias del presente en el que son planteadas. Ya sea que se plantee la construcción de un nuevo avión, suceso para el cual contamos con materiales y procedimientos, o se apunte a viajar a Marte, suceso para el que estamos en camino a conseguir lo necesario. Ambos futuros son posibles por estar basados en tecnología y conocimiento científico. De misma forma, una eutopía es una proyección futurista posible a través de la ciencia y de la tecnología.



Una utopía es una sociedad ideal que no existe. Significa literalmente “sin-lugar”. La utopía es inalcanzable por su perfección. A diferencia de este sueño que guía nuestras acciones, una eutopía, literalmente un “lugar feliz”, lejos de ser una fantasía, es una proyección futurista sobre un momento concebible mejor que el de hoy. Acuñada por el filósofo largoplacista británico William MacAskill, la eutopía es un futuro que puede ser construido por medios científicos y tecnológicos. Es un lugar al que debemos dirigirnos y aproximarnos con nuestras acciones, pues significa uno de los mayores bienes que podríamos hoy visualizar y legar a nuestra especie. 


¿Cómo es aquella eutopía? Como consecuencia de nuestro avance científico y tecnológico, podemos esbozar ciertas aproximaciones hacia ella. Con un enfoque basado en los adelantos y promesas de la Cuarta Revolución Industrial, una eutopía sería un escenario en el que conocimos los secretos de la biología y nunca más una enfermedad podrá afectarnos. Virus, bacterias, priones, cualquier patógeno será rápidamente conocido, estudiado y una cura elaborada. Es un lugar en el que escogemos qué características va a heredar la humanidad, pues seremos capaces de seleccionar nuestros genes y los de nuestros descendientes. Es un lugar en el que vivimos más tiempo, pues las causas del envejecimiento fueron descubiertas y revertidas mediante procedimientos médicos. Es un lugar en el que la automatización de procesos, gracias a la inteligencia artificial, la Big Data y el internet de última generación, nos han liberado de tareas pesadas y desagradables, nos han facilitado la vida y tenemos más tiempo para gozar con nuestros familiares y amigos. Es un lugar en el que el sufrimiento innecesario ha sido reducido considerablemente y exploramos el cosmos para satisfacer nuestra curiosidad. Es un lugar en el que las sociedades están organizadas y automatizadas, en el que la violencia ha sido desterrada y en el que los hombres haciendo uso de su racionalidad apuntan a construir un futuro cada vez mejor.


A pesar de lo magnífica que se muestra la eutopía, no todos quieren construirla ni vivir en ella. Existen quienes se aferran a sus falsedades, sus tradiciones, su cultura, sus pasiones y religiones. Millones de personas son víctimas de virus mentales (pseudociencias, religiones, teorías conspirativas, culturas inferiores, filosofías insustanciales, etc.) y creen que la manera mutilada de ver la realidad que tienen debe ser la que guíe la humanidad. Estas personas son enemigas del futuro y enemigas de la modernidad. Algunos están dispuestos a dar su vida con tal de evitar el triunfo de la ciencia, o sea, el triunfo de toda nuestra especie. Gente capaz de inmolarse en atentados terroristas para que creas en su dios, personas capaces de morir por una bandera en lugar de contribuir a la civilización en su totalidad y personas capaces de rechazar adelantos tecnológicos porque temen afectar inexistentes mandatos divinos. Personas que difunden falsas medicinas y que se convierten en mensajeros de la muerte. Charlatanes que usan las necesidades y miedos del hombre para prometerles una falsa vida después de la muerte y a cambio les exigen sus bienes y fanatismo total. 


Como se ha mencionado, la eutopía es un lugar guiado por la ciencia y la razón. Uno de los mejores lugares imaginablemente posibles, pero también materializables y alejado de falsas cosmovisiones. Sería el aspecto realizable de la utopía, pues siempre habrá problemas por resolver, pero serán cada vez menores en intensidad y cantidad. Los valores que guían este futuro son la eficiencia y la eficacia, de ahí que la eutopía sea concebible desde una mentalidad ultramoderna. La modernidad fue el momento de la historia en que la humanidad abandonó el mito y la tradición como fuentes de conocimiento e inspiración. En la modernidad la humanidad entró a su mayoría de edad y supo que el futuro no iba ser a entregado por algún dios o por un repentino cambio de era, sino que nosotros debíamos construirlo con nuestro esfuerzo. La mayoría de edad de la humanidad o el uso de la razón que promovió la Ilustración significó el abandono de la creencia en poderes sobrenaturales que dirigen nuestras vidas para hacernos cargo de nuestro destino. En ese sentido, la Ultramodernidad es el retorno de aquella consigna y la eutopía un escenario futuro que concibe el pasado como un conjunto de esfuerzos de la humanidad y sus culturas para vivir cada vez mejor. De ahí que en la eutopía no existan más diferencias culturales ni tradiciones arcaicas, sino una cultura científica y racional que apunta a conquistar el cosmos. 


En resumen, la eutopía es el futuro más eficiente y más eficaz que podamos concebir con nuestros adelantos tecnológicos hoy. Es el futuro cientificista que nos provee la Ultramodernidad.


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