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  • Foto del escritorFlor Toledo

Más que el corista de David Bowie: Klaus Nomi, un alien incomprendido

La vida y música de Klaus nos muestra que la sociedad trata a los “otros” diferentes como si fueran mutantes que no merecen compasión


Aunque en las calles de East Village, New York, parecía un extraterrestre caído del cielo, Klaus Nomi fue un cantante, músico, compositor y artista performativo nacido en Alemania, con experiencia operática previa en su país natal, la carrera musical de Klaus que lo dio a conocer por sus trajes fabulosamente extravagantes y su característica perfomance alienígena comenzó en 1978 en el evento “New Wave in Vaudeville” realizado en la escena artística post-punk avant garde de East Village. Un artista del drag, Joey Arias, presente en el concierto de Nomi recordó:


"Todavía se me pone la piel de gallina cuando lo pienso... Era como si él fuera de un planeta diferente y sus padres lo llamaran a casa. Cuando el humo se disipó, se había ido".


La magia de la performance de Klaus que lo establecía como una entidad de otro universo en combinación con las técnicas vocales operáticas que integró al synth pop en sus canciones le ganó un significativo reconocimiento dentro de la escena new wave neoyorquina y, eventualmente, el legendario artista David Bowie reconocería su talento. Este era el encuentro entre dos aliens para la sociedad estadounidense del momento. Así, en 1979, en una performance para Saturday Night Live, Klaus fue el corista de Bowie. Lamentablemente, aquella aparición de Klaus como corista sería el mayor de nivel de notoriedad mainstream o fama del que gozaría Klaus y su arte.




En vida, Klaus solo publicó 2 álbumes, Klaus Nomi (1981) y Simple Man (1982). Específicamente las canciones Total Eclipse y After the Fall nos dan una visión más profunda del significado detrás del estrambótico alter ego alien de Klaus: Parece que él no quería que las personas lo vieran como un alien sino que, a través de sus trajes y modulación de voz fuera de este mundo, pretendía exponer la condición no humana que la sociedad le había asignado a él y a muchas otras personas por su sexualidad y expresión de género. Klaus era abiertamente homosexual en los inicios de la época del pánico mundial por el SIDA, en una época en la que caer fuera de las concepciones cis-heteronormativas de la sociedad garantizaba una brutal discriminación pues, a su vez, era sinónimo de estar infectado de SIDA y, por lo tanto, de ser un peligro a la salud pública. La triste realidad que vivían las personas homosexuales marginadas, en especial los hombres gay, se puede ver perfectamente reflejada en la letra de la canción After the Fall de Klaus:



“Veo cien millones de mutantes solitarios


Están brillando en su oscura desesperación”



Los “otros”, o mutantes, para la sociedad de la época eran los hombres homosexuales. Sin embargo, a pesar de la “oscura desesperación” que viven, según Klaus, estos “están brillando”. De esta forma, Klaus resalta la resiliencia de las comunidades homosexuales ante la rampante discriminación producto del pánico del SIDA y altas tasas de muerte entre la comunidad producto de la falta de cura e información sobre la enfermedad en la época.


Al final, Klaus también fue víctima del SIDA, y, como si se tratara de una cruel ironía, el mensaje de Klaus en After the Fall se vio reforzado en su muerte. Klaus murió de SIDA en un hospital, abandonado por su familia y amigos en sus últimos minutos de vida. Después de todo, según la sociedad de entonces e incluso la de ahora, “los otros” no merecen compasión ni en vida, ni en muerte. A pesar del rechazo de la sociedad, Klaus siguió brillando con su increíble arte, el cual brillará para siempre para ser disfrutado por cualquier persona que se interese en el extraño corista de David Bowie en aquel performance de 1979.




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