El martes 01 de octubre del 2024 acompañe a Edgar Monrroue, un gran amigo, en la presentación de su libro “Edsofaria” en la Casa de la Literatura. Culminada la actividad, se brindó un espacio a un joven cantante para que presente parte de su repertorio. Absorto en mis ideas con el fin de comprender si expuse bien mis ideas, de repente, escucho lo siguiente:
“Pero tus latidos, son los mismos.
¿Será que ya te extraño,
Sin siquiera haberte visto
o haberte tocado?”.
Captó mi atención y por alrededor de tres minutos tararee como el mayor de los fanáticos su música. Esta serendipia ocasionó que posteriormente me acercase a saludarle y pedirle el enlace de algunas de sus canciones. Lo cual derivó en la presente reseña.
Álvaro Miguel Mendoza Huamán con veintitrés años dedica su tiempo a la producción musical. Su música ahonda el amor y todas sus implicaciones. Quien ama quiere, quien ama extraña, quien ama añora, quien ama sufre. Estos cuatro ejes son los que encuentro guían la producción de Mendoza.
La canción anteriormente referenciada se llama “Latidos” y considero que resulta hipnotizante. Transmite aquel recuerdo que se aparece una vez perdiste a quien amas. Tanto que pide un beso pero que se deslice hacia su voz; es decir, un beso que le marque el alma y no solo el cuerpo.
Por otro lado, la canción “Luciérnaga” narra como la llegada del amor permite a que uno se ilusione de vuelta, vea la vida bonita, agradable. “Luciérnaga” trasmite como juntos pueden salir volando del dolor y buscar la esperanza en la vida. Es así que en su música nos percatamos de la dicotomía del amor.
Los invito a escuchar su música que me terminó cautivando y adjunto los enlaces a las dos canciones nombradas:
Luciernaga: https://www.youtube.com/watch?v=hlKf2UrJ3Cc
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