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  • Foto del escritorPiero Gayozzo

La Ultramodernidad

Durante mucho tiempo la humanidad vivió en un estado de naturaleza similar al de muchos animales. Formamos pequeños clanes y grupos con los que nos protegimos de bestias y de otros humanos. En conjunto se intentó vencer la adversidad. Para ello se crearon herramientas, pero también se elaboraron formas de comprender la realidad, como mitos, historias, leyendas y otras elucubraciones mágicas. Luego de una larga vida nómade, los grupos humanos empezaron a asentarse en ciudades. Múltiples civilizaciones brotaron. Cada una con su propia versión de la realidad, de las causas que generaban los fenómenos naturales o las enfermedades, así como del orden social que habían adoptado. Para darle sentido a sus vidas y apoyar su cosmovisión crearon sus propios dioses y guías religiosas. Todo este tiempo fue regido por la superstición, la violencia, la magia, la imposición del grupo más fuerte, el sacrificio y la tradición.



Llegó un momento en el que se suscitaron grandes cambios. Este momento fue conocido como la modernidad. Nuevas ideas surgieron. Ideas sobre un mañana alejado de la violencia, de la magia y de todo lo que gobernó los tiempos anteriores. Pasamos de considerar a los dioses como el centro de todo a darnos cuenta de que el hombre podía apuntar a crear su propio camino a través de la razón. A la imposición y al dogma de fe se le opusieron la lógica y la argumentación. A la tradición, la magia y la superstición se les opuso la ciencia. La verdad no volvería a depender de libros sagrados ni de la voluntad del más fuerte. En estos tiempos en que proliferaban los cafés de debate, las bibliotecas gracias a la imprenta y en los que se descubría un nuevo mundo (América), surgió la Ilustración.

La Ilustración fue un proyecto elaborado por grandes pensadores que encarnó los valores y anhelos de la modernidad. En este proyecto de iluminación de mentes que abrazó la razón y la ciencia como sus pilares para vencer la adversidad y la falsedad, se sentaron las bases del mundo contemporáneo. Se cuestionaron los dogmas, la magia y la superstición, se desafiaron y desterraron tradiciones y verdades inamovibles. Se proyectó que de la mano de la ciencia y de la tecnología el ser humano podría desarrollar sus más grandes proyectos y vivir en paz. La ilustración se enfrentó a todos. Dioses y demonios, reyes y sacerdotes, charlatanes y esclavistas, santos y tiranos. A pesar de sus grandes objetivos, la Ilustración en su forma más original no triunfó. Corrientes moderadas que intentaron conciliar la tradición con la razón fueron las que sobrevivieron al fragor de la batalla de ideas. Estos moderados generaron un cambio, pero no aseguraron el cambio que la Ilustración previó para la humanidad si sus ideas hubieran sido impulsadas sin tamices.

Luego de algunos siglos de Ilustración, la humanidad enfrentó algunas de las mayores calamidades de su historia. Las guerras del siglo XIX, las dos guerras mundiales y los totalitarismos del siglo XX crearon la consciencia de que algo se había hecho mal, pero ¿qué fue exactamente en lo que la humanidad se equivocó? Fue bajo el dogma del marxismo y de las nuevas corrientes conservadoras que se culpó a la razón y a la ciencia de todas las atrocidades pasadas. Es así que surge la postmodernidad. Para los pensadores postmodernos, la razón y la ciencia no eran ni los mejores ni únicos medios para conocer la realidad. Tampoco creyeron que fuera posible acceder a la verdad, sino que cada grupo e individuo tenía sus propias formas de comprender la realidad. Para los postmodernos las pretensiones y adjudicaciones de veracidad fueron las causantes de los horrores vividos a inicios del siglo XX. Culparon a la ciencia de ser un instrumento al servicio de la dominación y abrieron las puertas a las pasiones, la tradición, la magia, la irracionalidad y los dioses una vez más. Los postmodernos revivieron el pensamiento premoderno porque consideraron que la verdad ofendía. Para ellos, la sensibilidad de la gente resultó más importante que la verdad.

Vivimos actualmente tiempos postmodernos. La duda y la crítica a la razón y a la ciencia ha revivido lo que la modernidad y, particularmente, la Ilustración intentó vencer. La irracionalidad reclama su revancha a través de nuevas ideas y tendencias. El wokismo, la pseudociencia, las teorías conspirativas, las religiones politizadas y organizadas, nuevas olas nacionalistas, los hijos del fascismo, los movimientos identitarios, entre muchos más, luchan por una cuota de poder en este nuevo mundo globalizado y altamente tecnologizado. ¿Qué podemos hacer?

Debemos revivir la causa de la Ilustración. La razón y la ciencia deben retomar su lugar en la historia y en las mentes de la humanidad. La Ilustración apuntó a que el hombre madure y se vuelva adulto. Un adulto no le teme a la verdad, sino más bien la necesita para poder actuar. La verdad urge para sobrevivir y tomar las mejores decisiones. ¿Cómo podremos vencer al cáncer, el envejecimiento y la muerte si no conocemos la verdad de nuestros cuerpos? ¿Cómo podremos viajar y conquistar otros planetas si no nos aventuramos a conocer el cosmos y las bases fundamentales de la realidad? ¿Cómo podremos resolver la pobreza y el sufrimiento si no somos capaces de decirnos: “¡Tu cultura y todo cuanto creías de ti y de la realidad como te la enseñaron es falso! ¡Estás equivocado!”? Conocer la realidad invita a pensarnos equivocados. Somos víctimas de las cosmovisiones de nuestras culturas. Somos víctimas de culturas que intentaron darnos bienestar, pero que hoy nos alejan de la gloria civilizatoria.

Revivir la Ilustración implica crear una Nueva Ilustración. Una adaptada a los nuevos avances de la ciencia y de la filosofía. Un proyecto consciente de las nuevas oportunidades de la tecnología y del rol de la razón en el futuro de nuestra especie. No temamos denunciar la falsedad. Debemos defender el futuro de nuestra especie, de nosotros mismos, de nuestra irracionalidad. La irracionalidad y la naturaleza son nuestros principales enemigos. La primera nos engaña y nos induce al error, nos aleja de la inmortalidad y la paz. La segunda es difícil de controlar y viene amenazando nuestra existencia desde siempre. Para vencerlos los tiempos postmodernos deben llegar a su fin y para ello una Ultramodernidad es necesaria. Un nuevo tiempo en el que los anhelos de la Modernidad trabajados por la Ilustración dirijan nuestro camino hacia la gloria de nuestra civilización. No temamos pensar aquel futuro. La Ultramodernidad es un estado mental propio de quienes armados con la ciencia y la razón desean vivir para siempre y hacer de los tiempos postmodernos tan solo un traspié en la historia de la humanidad.

Ultramoderno es aquel que piensa este futuro, pues apunta a cumplir su mayor destino: el proyecto civilizatorio de la vida consciente en el universo.

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