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Foto del escritorSolange García

La maternidad en los veinte

Quería escribir sobre la maternidad, pero soy demasiado joven para saberlo con detalle y aún más para explicarlo. Así que probablemente lo único que podría decir sobre eso es mi experiencia como hija y como futura tía, pues no soy mamá, al menos no de un humano, y ciertamente, espero jamás serlo porque creo que la maternidad exige muchos actos de amor que hasta la fecha solo estoy dispuesta a hacer por mi. Es egoísta, pero es honesto.


Jamás voy a entender ese deseo maternal que, según las mamás con las que he hablado, te da a partir de los 25. Quizá es la ignorancia de mi edad lo que me hace pensar y sentir esto, pero creo que comparto la incomodidad con muchas otras mujeres a las que también se les pregunta constantemente “¿Para cuándo el bebé?” y lo único estable en su vida es el horario de trabajo, y eso, pues ahora todo es rotativo. Así que de eso voy a escribir; la incomodidad de elegir la maternidad. Porque sí, porque quiero y porque tal vez con este granito de arena el receptor pueda hacer una introspección y darse cuenta de la presión social que hay en sus bromitas. Ser mamá no es parte del camino y si lo es, entonces que sea una decisión.



Este mes conmemoramos el día de la mujer y con eso hemos puesto en la mesa temas importantes como las leyes que nos favorecen, según La República, la brecha salarial, según el Comercio, la violencia contra la mujer, que en lo personal siento que es muy excluyente, pero eso es otro tema, los feminicidios, el aborto, entre otros.


Además, salieron personajes muy pintorescos a dar los clásicos discursos aludiendo al empoderamiento femenino; el de nuestra ministra de la mujer me gustó mucho y me hizo reflexionar sobre, como ella lo dijo, “la tolerancia que tenemos a la violencia”, pero también estuvo nuestro ministro del interior, Alfonso Chávarry, que nos deslumbró con más de una frase: “La mujer es la asesora que vela por el bien del esposo, por el desarrollo del hogar, la mujer que dio Dios para ser la compañera del hombre” y el “Las mujeres están iluminadas por el hecho de dar vida”. Dudo mucho que él lo haya dicho con la intención de humillarnos porque nadie en su sano juicio o con dos neuronas vigentes sale en televisión nacional a dar un mensaje tan machista. El problema es que el Perú es un país extremadamente costumbrista y es por eso que cuando buscas información sobre las mujeres en la historia o hechos relevantes te aparecen cosas sobre la maternidad o sin ir muy lejos; las historias de nuestro abuelos tienen esos rasgos machistas, sin malicia, pero machistas. ¿Qué pasa con las mujeres que le han dado al Perú el placer de posicionarse mundialmente como el quinto país con más mujeres que se dedican a la investigación científica según la OMPI? ¿será nuestra generación la que cuente estas historias a los futuros niños? Yo creo que sí.


Veo muy de cerca historias sobre la maternidad y escucho casi a diario testimonios sobre lo mismo. Mujeres que, como yo, quieren decidir y la sociedad ahora está siendo más flexible; te dice que sí, que tú puedes decidir, pero cuando esa respuesta no es la que se espera, te juzgan. Llegan los comentarios de “¿a quién le vas a dejar todas tus cosas cuando seas vieja?” Señora, tengo 50 soles en la tarjeta, dos boletos de avión, un celular y muchos libros o el “¿quién te va a ver de vieja?” me asustó, pero luego recuerdo la carga que eso significa y entiendo el porqué quiero trabajar: no para subsistir, sino también para planear un backup.


La maternidad no es un requisito y es muy irónico que prácticamente se nos exija suicidarnos laboralmente para cumplir con un estereotipo tan absurdo, porque ser mamá en Perú o en la mayoría de países latinoamericanos significa un despido asegurado, sin licencias por maternidad y la mitad de las oportunidades laborales se te cierran, pero luego condenan el aborto. Hay muchas desventajas sobre ser mamá y hasta el momento, es lo único que he conocido, pero en el fondo sé que puede ser más que eso. Amo a los niños y en algún punto de mi vida sí quise ser mamá, pero luego llegué al mundo laboral y vi a mis amigas asustadas, vi a una mujer que decidió tenerlo y las críticas familiares fueron tan fuertes que tuvo un aborto. Veo a mi hermana todos los días preocupada por sus cambios corporales, feliz de tenerlo, pero casi sin comer porque, sospecho, no quiere soportar los comentarios negativos de “ya tienes cuerpo de mamá”. Ella tiene 8 meses de gestación y apenas ha subido 9 kilos. A pesar de ser una maternidad deseada las barreras que hay son muy agobiantes.


Foto por Jazmín Ramos.


Por eso, soy fiel creyente y defensora de que el aborto debería de ser legal siempre y cuando llegue con educación sexual para todos y todas, porque el Perú no es que no esté listo para una medida así. No, el Perú es un hipócrita porque acepta la maternidad, pero no todos los cambios que eso significa. En el Perú prefieren mil veces que una niña ultrajada tenga el bebé de su agresor a que tenga un aborto o menos que eso, no quieren ni tener educación sexual. Yo quiero educación sexual para las niñas, para ellas, para mi, para nosotras, para que nunca más tengamos sexo con miedo, para explicarle a nuestras mamás que “no abrir las patas” no es la solución, para empoderar a nuestras niñas y enseñarles a gritar lo que nosotras no pudimos, para explorar y explorarnos sin miedo, para dejar de sentir que somos “putas” por decir lo que nos gusta y lo que no. Quiero para el resto y para mi una sexualidad libre y segura, y aún más, quiero soñar con una maternidad deseada y todo lo que conlleva eso.


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