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  • Foto del escritorAldo A. Lorenzzi Bolaños

La bicameralidad vuelve a nuestra democracia

Una de las reformas que ha generado más discusión en los últimos días en nuestro país es la reintroducción de las dos cámaras legislativas: el Senado y la Cámara de Diputados.



Es importante recordar que, históricamente, hemos tenido dos instancias legislativas, por lo que los períodos de unicameralidad han sido relativamente cortos. Pero ¿realmente es la solución para mejorar la calidad legislativa e institucional en nuestro país? No lo considero así. Desde 1993, cuando se reinstauró el Congreso Constituyente, Perú avanzó en diversas áreas, como la económica y la lucha contra la pobreza. Tuvimos estabilidad política y fuimos la estrella de Sudamérica por un buen tiempo. Esto demuestra que el regreso a la bicameralidad no asegura mejorar nuestras instituciones ni la calidad de nuestras leyes.


En la reforma constitucional aprobada, se suman 60 legisladores más, que serán los senadores. Estos tendrán atribuciones como la elección del Defensor del Pueblo, del Contralor General de la república y de los magistrados del Tribunal Constitucional, así como la elección de los directores del BCR y la autorización al presidente de la República para salir del país, entre otras.


Considero que debería ponerse en agenda y debate del actual congreso la propuesta de que el Presidente del Senado sea el primer vicepresidente de la República, como ocurre en otros países. Esto podría servir como nexo para una correcta armonía entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.


Otros puntos que podrían considerarse para la caracterización del próximo Senado incluyen que el presidente del senado no tenga derecho a voto y establecer requisitos adicionales para los senadores, como contar con al menos 5 años de experiencia académica y 5 años de militancia activa en la organización política que los postule. Esto aseguraría un criterio más profundo en el análisis de las normas a aprobar y brindaría estabilidad política.


Esperemos que esta decisión de los actuales legisladores fortalezca la democracia, brindándole nuevos aires con la Cámara Alta y Baja que tendremos a partir del 2026. Lo más importante es que los partidos ofrezcan cuadros preparados y no "invitados", como se ha normalizado actualmente en nuestro sistema de partidos.


El retorno de la bicameralidad en nuestra democracia es un paso importante, pero esperemos que sea el primero de muchos para mejorar nuestro sistema político. De lo contrario, será simplemente un intento desesperado que nos mantendrá a la deriva, con más burocracia, gasto público y el riesgo de una Asamblea Constituyente en el futuro cercano que podría destruir el país.


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