29 de octubre del 2022 en Lucidez.pe
El año 2005 el mayor del ejército peruano en condición de retiro, Antauro Humala, junto a más de 150 reservistas enarboló la bandera del etnocacerismo y, justificándose en la necesidad de reformar el Estado, se levantó en armas contra el gobierno de Alejandro Toledo. Producto del enfrentamiento armado en que devino, cuatro policías y dos reservistas perdieron la vida. Por ello, el líder etnocacerista fue condenado a 25 años de prisión, condena que el año 2011 fue reducida a 19 años. El pasado mes de agosto, luego de 17 años de encarcelamiento y adscribirse a la redención de pena, Antauro Humala, fue liberado. Fiel a su estilo, el ex mayor del ejército no tardó mucho en captar la atención de la prensa y generar polémica con su discurso radical e incendiario. Este hecho invita a tomar en serio si su movimiento puede llegar a ser una verdadera amenaza para la democracia. Antes de intentar responder a esta cuestión, veamos un poco de qué va todo esto.
Movimiento etnocacerista y los reservistas
Durante todos los años que estuvo cautivo, Antauro Humala hizo lo posible por plasmar sus ideas en una serie de textos que dieron mayor forma al etnocacerismo y que sus seguidores se encargaron de promover en el interior del país. Aunque para muchos la ideología etnocacerista es insustancial y ha sido catalogada como de poca importancia, sus banderas y la idea de que el Perú solo podrá revertir el estado decadente en el que se encuentra con un gobierno encabezado por Antauro Humala está presente en muchas regiones. Al punto de que, en las elecciones congresales extraordinarias del año 2020, logró obtener seis escaños a través de una alianza con el partido Unión Por el Perú (UPP).
El etnocacerismo es un sistema ideológico peruano de carácter postfascista que, al mismo estilo del nacionalsocialismo alemán, apunta a construir una modernidad alternativa a partir de un discurso nacionalista y antisistema. Su núcleo mítico inspirador es el despertar de la raza cobriza, la cual incluye diversas etnias originarias del continente, mientras que su principal objetivo es el resurgimiento del Tahuantinsuyo a partir de la construcción de un gran Estado compuesto por la unión geopolítica de Ecuador, Perú y Bolivia.
Aunque no existe un partido político debidamente inscrito que se adscriba a este sistema de pensamiento, el etnocacerismo ha sobrevivido todo este tiempo como un movimiento conformado tanto por civiles como por reservistas. No debe olvidarse que la ideología nace en el seno del Ejército del Perú, razón por la que Antauro Humala siempre evoca a los reservistas como los principales componentes de su movimiento. Esto último, sumado a los alzamientos armados que protagonizó, le da un carácter militarista que, al ser usado como herramienta política, podría significar el retorno de fuerzas paramilitares en la dificultosa convivencia democrática peruana.
A pesar de lo anterior, en una nota especializada sobre el vaivén político de las organizaciones reservistas, los historiadores Carla Granados y Michael Mendieta explicaron la relación que existe entre reservistas, licenciados y etnocaceristas. Como indican, la asociación entre reservistas y etnocaceristas es casi inmediata entre la ciudadanía, al punto en el que se creyó que la reciente convocatoria de reservistas en Palacio de Gobierno respondía a una alianza entre Antauro Humala y Pedro Castillo; sin embargo, la realidad podría ser distinta. Para entenderlo deben diferenciarse los términos. Los licenciados de las Fuerzas Armadas son las personas que terminaron su servicio militar y sirvieron como combatientes contra el terrorismo, mientras que los reservistas son los todos los oficiales y suboficiales en retiro, lo cual incluye a los licenciados de las Fuerzas Armadas. En cuanto a los etnocaceristas, su agrupación está integrada por una facción de los reservistas. Es por ello, indicó Mendieta, que es posible identificar otras tantas asociaciones que reúnen reservistas y sus intereses a nivel nacional que se han desvinculado abiertamente de Antauro Humala.
Antauro liberado
Desde su liberación, Antauro ha dejado en claro sus aspiraciones políticas. El mismo día que salió de la prisión Ancón II fue recibido por un grupo considerable de seguidores, entre ellos su esposa Haydeé Andrade, su abogada Carmen Huidobro, el youtuber etnocacerista y secretario general de Reserva del Comité Lima del Partido Etnocacerista José Flores Castañeda (El Etnopatriota) y militantes uniformados. Frente a ellos reafirmó sus ideas y, luego de denunciar el fracaso de la derecha e izquierda políticas, expuso el que casi todos los exmandatarios de los últimos años estuvieran investigados o en prisión como ejemplo para justificar las sublevaciones de Locumba y Andahuaylas y la necesidad de que se construya un Segunda República. En dicho momento, prometió regresar a Andahuaylas para agradecer el apoyo que le prestó la población y no mostró arrepentimiento alguno sobre lo ocurrido, más bien manifestó estar orgullo del Andahuaylazo.
Su primer destino fue la ciudad de Andahuaylas. El 10 de septiembre Antauro Humala fue recibido por una gran masa de entre quienes se oía tímidamente el vitoreo: “en costa, sierra y selva, Antauro presidente”. La concurrencia fue masiva, pero el calor popular no fue proporcional. Recién, cuando la palabra fue cedida a los veteranos del Andahuaylazo y uno de ellos, Alfredo Sauñe, intervino en quechua, parte del, hasta entonces ausente, clamor popular se hizo notar. A pesar de ello, hubo momentos de su discurso en los que la población respondió de manera afirmativa. Uno de esos instantes se dio cuando prometió entregar a los medios de prensa andahuaylinos las pruebas de que el Estado fue el que mandó liquidar a los policías con francotiradores. Lo mismo sucedió cuando indicó que ningún extranjero tendría trabajo mientras existan peruanos desempleados, haciendo referencia a lo que despectivamente ha llamado “invasión venezolana”.
Desde entonces, Antauro ha viajado por las regiones del sur del Perú dando su versión sobre el Andahuaylazo (la tesis de que el Estado peruano ejecutó a los cuatro policías), que él ha sido un preso político, que el Perú debe resurgir de la mano del etnocacerismo, que fusilará a los corruptos y que restituirá la Constitución de 1979, entre otros puntos. En solo un par de meses ha recorrido las regiones de Apurímac, Arequipa, Cuzco y Puno, lugares en los que ha reunido gran cantidad de seguidores y oyentes en las plazas y espacios públicos.
Su discurso no se ha visto restringido a la presencialidad, sino que sus polémicas declaraciones también han tenido alcance en medios de prensa nacionales e internacionales. La primera entrevista tras su liberación se la concedió a Fernando Rincón para CNN en español. La entrevista fue bastante tensa, pues el líder etnocacerista se mostró desafiante y en ningún momento reculó sobre su posición de perseguido político, su propuesta de legalizar y aplicar la pena de muerte y sobre el uso de la violencia como medio social y político legítimo. Incluso, ante la pregunta de si sentía orgullo de haber asesinado a cuatro policías, Antauro mantuvo su posición contra el Estado y dijo estar orgulloso de la rebelión, la cual justificó aduciendo que era un derecho amparado por la Constitución.
En una entrevista a Cuarto Poder, Antauro Humala no escondió su rechazo por la prensa limeña, a quienes acusó de ser cómplices de la crisis política que atraviesa el país, no obstante, la polémica continuó y escaló. El congresista Carlos Anderson presentó el Proyecto de Ley 2922 para modificar el artículo 107 de la Ley Orgánica de Elecciones e incluir dentro de la lista de impedimentos para la postulación al cargo de presidente la comisión o complicidad del delito de homicidio. Con este mecanismo legal, Antauro Humala quedaría fuera de los próximos comicios electorales. Ante esta amenaza, en la entrevista, fue tajante y afirmó: “He convocado a medio millón de reservistas en caso el Congreso pretenda sacar la ley con nombre propio para impedir una candidatura presidencial. Entonces, estoy esperando a que la saquen, porque si convoco a medio millón de reservistas para conminarlos a derogarla, de una vez terminamos la faena y cerramos el Congreso” (5:22).
¿Amenaza para la democracia?
La ideología fascista tiene por característica su oposición al pluralismo político y la concentración del poder en un solo partido organizado y militarizado. A diferencia de otras corrientes políticas, el fascismo dirige el país en función de las necesidades de la nación que dice representar, de manera que el partido se erige como el fiel representante de aquella unidad social. Como exponente del postfascismo, el etnocacerismo no esconde en su programa su enfoque ultranacionalista, por lo que demanda la subordinación de la producción, de las inversiones extranjeras, de los medios de comunicación, de las universidades y de las organizaciones sociales a los intereses nacionales, intereses desarrollados en función de las ideas de Antauro Humala. Básicamente, el etnocacerismo propone minar las bases de lo que denomina “República criolla globocolonial” como único medio para construir su proyecto de modernidad alternativa, por eso apunta a: nacionalizar empresas, privar del derecho al trabajo a los ciudadanos extranjeros, cerrar y expropiar los medios de comunicación, quebrar el ordenamiento institucional, cerrar el Congreso, adecuar la justicia a la voluntad política del etnocacerismo, derogar violentamenta la Constitución de 1993 y construir un Estado militarizado. En múltiples entrevistas, Humala no ha dejado mucho lugar a dudas sobre posibles restricciones de ciertas libertades individuales, así como la vulneración de las minorías sexuales en un virtual gobierno suyo.
Podemos decir que la democracia, al margen de si es o no el sistema de organización social más ideal, por su espíritu liberal y plural se presenta como la mejor de las soluciones provisionales que hemos creado para la gestión de sistemas sociales, de momento. Por ello, la oposición a los principios democráticos podría reducir la posibilidad de éxito de las sociedades y aumentar la incertidumbre en todos los rubros.
El etnocacerismo ha expuesto abiertamente su oposición al actual orden republicano y ha manifestado su intención por afectar las libertades individuales y, por lo tanto, correr nuestro sistema democrático; sin embargo, no es suficiente un discurso anti-sistema para acceder al poder.
Parte del éxito del fascismo se centró en la existencia de un líder capaz de evocar el sentimiento popular y redirigirlo hacia la concreción de los supuestos intereses nacionales. En el caso de Antauro, él no es un orador experto ni mucho menos un líder carismático; sin embargo, su ideología centrada en la etnia, su lenguaje políticamente incorrecto y coloquial, aunados a una personalidad fuerte y un pasado militar, lo convierten en un personaje capaz de llamar la atención de una población descontenta.
El etnocacerismo tuvo tiempo suficiente para conectar ideológicamente con la población, pero, por las palabras de Posemoscrowte Chagua, un ex congresista etnocacerista que tildó de traidor a Humala, se puede sospechar que Antauro no ha correspondido a sus bases militantes y habría antepuesto intereses individuales a los del movimiento. Ahora con el líder libre, se verán los verdaderos efectos del trabajo de sus militantes, y también se pondrá a prueba la capacidad de liderazgo del más radical de los Humala. Podría parecer que la concurrencia de miles de personas a los mítines de Antauro es prueba de que su discurso tiene representatividad, no obstante, es muy temprano para afirmarlo, pues podría solo ser la curiosidad de un grupo de personas por la aparición de un nuevo actor en la escena política. Me atrevería a sugerir que el etnocacerismo todavía está en periodo de prueba. Hace falta prestar atención a la evolución del liderazgo de Humala, su propaganda, el cumplimiento de sus promesas -como la marcha que ha convocado para cerrar el Congreso el verano del 2023- y las circunstancias socio-políticas.
En estas circunstancias dos nuevas narrativas podrían enfrentarse: la versión oficial del Estado y la versión alternativa de Antauro Humala. La primera indica que el Estado lo condenó por los delitos de homicidio simple con dolo eventual, secuestro agravado, daños agravados, sustracción o arrebato de arma de fuego y rebelión, en agravio del Estado y un grupo de efectivos de la PNP. La segunda, es la tesis de que existe una persecución política promovida por un Estado corrupto que hará lo posible por mantener su poder y oprimir a la población cobriza. Esta última podría calar en un sector social que se siente al margen de la distante capital.
Nos hallamos ante un escenario complicado, ya que los medios de comunicación y de prensa, así como los canales institucionales han visto disminuir su confiabilidad como consecuencia de las recientes pugnas políticas. ¿Será acaso que esta situación compensará las falencias del etnocacerismo y lo ayudará a posicionarse como una posible fuerza política alternativa?
Para nuestra debilitada democracia, sumar el avance del etnocacerismo a las ya existentes taras partidarias, a la superposición y competencia de instituciones y poderes estatales, a la influencia de los medios de prensa e incapacidad de los actores políticos para tomar decisiones al margen de la popularidad y a la escasez de líderes políticos, resulta una verdadera amenaza. Existen medidas democráticas más extremas que la planteada por el congresista Carlos Anderson para contrarrestar su avance, como la democracia militante, pero esta requiere de decisión política. Decisión que no hemos visto en este último año de desgobierno. A pesar de ello, todavía estamos a tiempo de frenarlo.
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