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Entornos contra la tuberculosis

  • Foto del escritor:  Verushka Villavicencio Vinces
    Verushka Villavicencio Vinces
  • 24 mar
  • 3 Min. de lectura

Actualmente nuestro país lidera el ranking de países con mayor índice de tuberculosis, ubicándose antes que Haití, según el Informe Global contra la Tuberculosis 2024 propalado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el 2023, el Perú reportó 173 casos de tuberculosis por cada 100 mil habitantes, lo que representa un incremento del 47.8% en comparación con el 2020. 



Una de las razones que explicarían este alarmante incremento, son las cifras que recoge el Observatorio Social de TB Perú. Estas cifras indican que, de 192 gobiernos provinciales, 139 no entregaron la canasta alimentaria mensual para los pacientes con tratamiento de TB; es decir, el 72.3% no cumple con el Programa PANTBC. La responsabilidad recae en tres actores: los gobiernos locales, el Ministerio de la Inclusión Social (MIDIS) y el Ministerio de la Salud (MINSA). Los primeros deben distribuir adecuadamente las canastas, el MIDIS debería monitorear y el MINSA debería evaluar los resultados.

“Las deficiencias se denuncian sin solución y, al final, las personas reciben canastas tardías o incompletas, incumpliendo el objetivo del programa”, señaló el Dr. Carlos Rojas Eccoña, coordinador del Observatorio Social de TB Perú.

Otra razón que explicaría este escenario es que los pacientes abandonan el tratamiento. Las personas más proclives a contraer la enfermedad son adictas a drogas en estado de abandono, personas privadas de su libertad, personas con comorbilidades como diabetes, personas con VIH y aquellas que abandonan el tratamiento, siendo reacias a mantener sus controles. Esta situación demanda una atención en salud mental que no se estaría gestionando con celeridad para promover una cultura del autocuidado en salud.

Una alternativa a esta situación es el diagnóstico temprano de la TBC con pruebas rápidas y la aplicación de tratamientos cortos y orales.

Anotamos que la tuberculosis es una enfermedad que cuenta con una ley propia, la Ley de Tuberculosis N°30287, la misma que indica que todo paciente tiene el derecho de acceder a una atención integral, continua, gratuita y permanente en salud. Así, es deber del Estado asegurar su calidad de vida mediante la promoción, prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y atención especializada. Incluso si la persona no cuenta con un seguro médico, es obligación del MINSA brindarle la cobertura y efectuar la derivación para el acceso al Seguro Integral de Salud. En los casos que cuente con un seguro particular, el tratamiento debe ser otorgado por el MINSA, pues se trata de medicamentos que no se expenden en las farmacias por sus características farmacológicas. Y en casos en que el paciente encuentre que sufre de discriminación en una institución pública, privada o mixta puede efectuar la denuncia ante la Defensoría del Pueblo.

Otra ruta para combatir la tuberculosis es la detección temprana de la enfermedad, significa que es necesario generar conciencia en la población para que se practique el examen de despistaje y al mismo tiempo, implica que se efectúen barridos de detección del mal con brigadas de salud.

Un tema latente por mejorar es la vacunación de los recién nacidos dentro de las primeras 72 horas de vida. Esta vacuna lo protege al 90% debido a que no existe aún una vacuna integral debido a las particularidades de la enfermedad, según señala el Dr. César Bonilla Asalde.

“Esta enfermedad se cura si el paciente cumple con tomar todos los medicamentos y sin ninguna interrupción durante el tiempo que dure el tratamiento” recalcó el Dr. César Bonilla Asalde, ex director nacional del Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión, investigador y gestor de proyectos en salud y TBC.

La OPS y la OMS cuentan con la Estrategia Fin de la TB para erradicar la tuberculosis del mundo y se vincula con tres indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): reducir el número de muertes por tuberculosis en un 95%, reducir los nuevos casos en un 90% entre 2015 y 2035, y garantizar que ninguna familia enfrente costos catastróficos debido a la tuberculosis. Estos indicadores son viables si se suma una labor de Promoción de la Salud para acondicionar a nivel de la familia y comunidad, entornos que ayuden a reducir los factores de riesgo que conducen a este mal. Desde la infraestructura comunitaria hasta la atención de salud mental para evitar y reducir el consumo de drogas y fomentar hábitos saludables de alimentación y actividad física. Necesitamos entornos seguros y libres de tuberculosis en los hogares, colegios, plazas, mercados, transporte público, entre otros.

Este lunes 24 de marzo se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis y queda una agenda pendiente por resolver. Esperemos llegue el día en que la tuberculosis sea un recuerdo en los anales de las victorias de la salud pública del país y del mundo.


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