Los recientes acontecimientos exigen replantear las pocas alternativas para una salida menos traumática que las de años anteriores. Se debe reconocer que ya es poco probable que la calle resista una convocatoria a elecciones sin renovación parlamentaria.
Sobre la base de ello, el Congreso de la República debe llevar a cabo un sacrificio histórico por el bien del país y usar sus prerrogativas constitucionales para brindar una salida legal y sobre todo legítima en esta difícil coyuntura, en la que el Presidente no piensa renunciar ni hay votos para vacarlo: 1) Aceptar que la convocatoria a elecciones es para que se vayan todos, incluido congresistas, llevando a cabo para ello una reforma de desarrollo constitucional. 2) Modificar el reglamento del Congreso y reducir la valla de 87 a 66 votos para aprobar la vacancia presidencial tanto de Castillo como de Boluarte, sin distinción.
Si bien la decisión de reducir la valla para la vacancia puede no ser una popular decisión, la única legitimidad para ello es el sacrificio del congreso en su renovación total para la convocatoria a elecciones generales, por lo que ambas iniciativas deben correr en paralelo.
De manera distintiva vale reconocer la hidalguía con la que ha llevado a cabo todo este proceso la Presidenta del Congreso, sin embargo, merecería dos últimos gestos políticos que conlleven a un respaldo parlamentario rotundo para que tenga la posibilidad de resistir la sucesión presidencial: A) Exigir públicamente la inmediata separación de los congresistas de la Bancada Parlamentaria sobre los cuales existe un señalamiento de corrupción por colaboración eficaz mientras se esclarezcan los hechos y B) Renunciar a la Presidencia del Congreso de motu proprio mostrando su total disposición de ceder para buscar legitimidad política en esta salida, luego de lo cual debería ser su justa aspiración volver al cargo. Las experiencias tempranas nos llaman a esta difícil pero necesaria reflexión.
El 2019 se sacrificó al Congreso disolviéndolo, en noviembre 2020 el Congreso vacó a Vizcarra y fue vapuleado a nivel nacional (medida necesaria) y ahora, el parlamento elegido el 2021, debe disparar su propia bala para sacar a toda esta corruptela del país y pasar a la historia como el último sacrificado.
Fuente : El Reporte
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