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Foto del escritorAldo A. Lorenzzi Bolaños

El Perú necesita ahora Garecas peruanos

Quizá los momentos más emotivos que ha vivido nuestra sociedad en los últimos años han sido los logros del equipo de fútbol nacional, como la clasificación a un mundial, lograr competir en torneos internacionales y hasta quedar subcampeones en un torneo continental jugado en nuestra región en el 2019. Estas proezas han permitido mejorar nuestra autoestima o por lo menos tener una mejor visión de los que somos como país.



Todos estos acontecimientos se dieron gracias al técnico Ricardo Gareca, que llegó en el 2015 sin grandes expectativas, por lo menos para nosotros los peruanos. Más allá de idealizarlo o ponerlo como ejemplo para no entrar en controversias, quiero recoger lo positivo de esta etapa. Es bueno que tengamos en cuenta que Gareca no fue un mago, sino que trabajó con la planificación, la dedicación, el esfuerzo, la inteligencia, el estudio, el análisis de un verdadero líder, y eso generó la confianza en creer que nuestro fútbol podría ser competitivo en esta región.

Por eso que se logró lo mencionado al inicio. El Perú necesita ahora Garecas peruanos, en todos los estamentos, gente que busque a través del trabajo lograr objetivos, que se la crea que somos una sociedad que pueda ser un imán atrayendo lo mejor a nuestro país, sin tener la informalidad como bandera, sino la dedicación, el trabajo, el estudio, el esfuerzo, entre otros lineamientos en el día a día.

Una sociedad que ya deje de pensar con el “hígado”, lo cual nos ha llevado al descalabro actual en el que vivimos, en todos los estamentos de nuestra sociedad. No necesitamos un Estado que implosiona por dentro, con la falta de confianza de los inversionistas internacionales y sin casi oportunidades de progreso para los peruanos. Los pocos bríos con los que vemos el futuro actual hacen que no podamos pensar en que necesitamos construir una sociedad con más Garecas peruanos.

Los peruanos hoy tenemos la gran misión de reconstruir nuestro país, más allá del símil inicial sobre el entrenador de fútbol que nos deja, debemos de entender que la famosa frase “pensá” debe estar en cada uno de nuestros actos, no perder la brújula y debemos dejar de enfrentarnos y atacarnos entre peruanos. Se trata de ver la forma de ser un país que busque su mejor y propio norte, a pesar de que para muchos no tiene arreglo, porque vivimos sometidos a la corrupción, la informalidad y la inmoralidad.

Es tiempo de llevar a cabo las grandes reformas que necesitamos, a través del Estado, de la sociedad civil, de los gremios, de los empresarios y de todos los sectores del país. Es tiempo de creer que el cambio puede llegar, que solo es cuestión de trabajo. Trabajo y más trabajo es la única fórmula. Ya lo han demostrado otros países que ahora son potencia. Así que más allá de las lecciones aprendidas en el deporte en la última década, busquemos que el Perú esté de nuevo en el radar de nuestra región y del mundo como un buen destino de desarrollo, que las lecciones positivas aprendidas que puedan trasladarse a lo social y desde allí edificar un mejor país para las próximas generaciones. Gracias, Tigre, por las lecciones que nos dejaste en estos años.


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