La verdad es que uno poco interés brinda a lo convencional. Recordamos los hechos extraordinarios de la vida como una boda, un viaje al extranjero, la muerte de uno de los padres, el nacimiento de un hijo, creo deje entender la idea. Sin embargo, ayer mientras leía algunos poemas de El amor, las mujeres y la vida de Mario Benedetti, empecé a reflexionar respecto a cuantos libros leí a lo largo de mi vida, y lo poco que recuerdo de ellos.
Dicho pensamiento generó que extrapole más la idea, ¿alguno recuerda que desayuno el lunes de la semana pasada?, ¿con quién conversó a las cinco de la tarde el 02 de enero de 2025?, ¿quién fue el último que te dijo buenos días? La verdad que no, a menos que poseas un don que amplifiqué tu capacidad cerebral y de la retención de información a su vez.
Curiosamente, un acto simple pero que disfrutamos, como un buen desayuno o dormir una gran cantidad de horas luego de un día agotador, quedan olvidados. Hechos como una gran conversación con un ser querido queda abandonada frente a los hechos pasados memorables o los miedos sobre los posibles hechos futuros.
Al final, estoy seguro que el lector de este breve texto posterior a los veinte minutos, a menos que se esfuerce por recordar lo expresado, olvidará casi la totalidad del texto, salvo el título o quizás alguna de las oraciones presentadas. Es más, para una persona que escribe y publica hace tres años como quien les brinda esta redacción, seguramente olvidaré lo redactado en esta oportunidad.
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