top of page
Foto del escritorJuan Vidal

El mal manejo comunicacional de Repsol

Los hechos mismos lo comprueban. Sin remontarnos hasta el día del derrame del petróleo en el litoral marino en Ventanilla por parte de un buque Italiano que se encontraba descargando el hidrocarburo a la Refinería La Pampilla -propiedad de Repsol-, la empresa española aparentemente no tenía una adecuada estrategia comunicacional ante estos desastres ecológicos.




Los hechos

En primer lugar, al tener conocimiento de la erupción de un volcán en Tonga y, según fuentes de Repsol, manteniendo comunicación con la Marina de Guerra sobre un posible Tsunami, era conveniente a través de las redes sociales emitir un pronunciamiento sobre la situación en la que ellos se encontraban tras haber tomado conocimiento de este suceso. Es decir, adelantarse a los hechos pese a ser comunicados que no habría peligro en el mar y podían continuar descargando el petróleo.

A estas alturas, el imaginario colectivo de las autoridades ambientales y peruanos es que, Repsol no tenía un plan de contingencia ante posibles oleajes y posibles rupturas en el conducto que se encarga de abastecer la refinería. Esto último es, según la propia empresa, lo que sucedió para que los 6 mil galones de petróleo se hayan esparcido y contaminado las playas de Ventanilla, Ancón, el Callao e incluso, Chancay y Pasamayo. Así lo anunció la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).

Sin embargo, causa sorpresa que, las autoridades de Repsol no hayan podido detectar la magnitud del derrame. Confundiendo 6 mil galones de petróleo desbordados, con 7 galones, cifra inconcebible que no soporta equivocación.


Las disculpas, ante todo

En la primera entrevista con RPP, la gerenta de comunicaciones de Repsol, Tine Van Den Wall Bake, debió expresar las disculpas del caso mínimamente, sopesar el “peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos”, según Cancillería y, por último, explicar concretamente cuál sería el protocolo para resarcir el escenario en los próximos días. Nada de ello se logró escuchar durante su intervención.


Mantener el compromiso

Cuando en una empresa suceden estás situaciones, automáticamente se debe activar las estrategias comunicacionales. Esto con la finalidad de brindar un mensaje de calma y tranquilidad al público, a esas personas que viven de la pesca, a la gente que se vio afectada en términos económicos por el derramamiento de petróleo que debería reconocerse que fue un hecho causado, probablemente, por fallas técnicas más no por el oleaje anómalo.

El comité de crisis debió usar las redes sociales o los canales más adecuados para poner en marcha las diversas campañas comunicacionales que coadyuven a dar una solución tanto de Repsol y, por qué no, incentivar a las organizaciones ambientalistas sin fines de lucro a sumar esfuerzos para esta causa que compromete al ecosistema marino peruano. Han sido los propios grupos ambientalistas que han generado una gran campaña que incluye diversos métodos y formas de ayuda a las playas afectadas.


La imagen de Repsol

Finalmente, la imagen de Repsol en estos momentos se encuentra resquebrajada por no intentar hacer un mea culpa. En ese sentido, el área de imagen debería realizar acciones que puedan recuperar la credibilidad y el compromiso que la empresa española se propuso al tener una refinería en el litoral del Pacífico. Abran sus puertas a la prensa. Busquen, convoquen ruedas de prensa para que se explique y, si es posible, propongan que los medios de comunicación inspeccionen sus instalaciones y pongan en funcionamiento su sistema que causó el derramamiento. Pero, claro está que, poner en marcha ello será más adelante porque los trabajos se encuentran paralizados. Y, en las próximas citaciones al Congreso, deberían asistir para dialogar y explicar a profundidad el hecho a las diferentes comisiones. El no asistir, compromete y anuncia un indicio de la falta de respeto que están proyectando a sus públicos.


202 visualizaciones0 comentarios

Comments


bottom of page