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Foto del escritor Verushka Villavicencio Vinces

Diversidad cultural como signo de riqueza

Las cifras del Viceministerio de la Interculturalidad del Ministerio de Cultura señalan que en el Perú tenemos 55 pueblos indígenas u originarios, 51 amazónicos y 4 andinos. Actualmente existen 48 lenguas indígenas, 4 se hablan en la zona andina y 44 en la zona amazónica. Las lenguas con el mayor número de hablantes son: el quechua, aimara, ashaninka y awajun. Un dato revelador es que, a nivel nacional, 16 de cada 100 peruanos hablan una lengua indígena.



Según el Censo del 2017, una pregunta dirigida a identificar cómo los peruanos nos veíamos, arrojó como resultado que el 30% de los peruanos nos autoidentificábamos como parte de un pueblo indígena, afroperuano u originario. Estos mismos resultados señalaron que Lima es la primera ciudad con el mayor número de personas con raíces indígenas u originarias, con el 22.5% de población, siendo 1 millón 346 mil 399 ciudadanos. El segundo lugar es para la ciudad de Puno con el 14.3% que representa 857 mil 469 personas. Se identificaron que son 5 los departamentos en los que más del 75% de la población se autoidentifica como parte de un pueblo indígena u originario: Puno, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica y Cusco. De igual forma, la población afroperuana o afrodescendiente representa el 3,6% siendo a nivel nacional, 828, 894 ciudadanos.

Pero, ¿qué significa tener raíces vinculadas a un pueblo indígena u originario? Implica pertenecer a un pueblo cuyos antepasados habitaban la tierra peruana antes de la llegada del pueblo español, que conquistó a los pueblos indígenas u originarios. Esta situación afectó su cultura, idioma, tradiciones y señaló una forma de mestizaje que hoy nos devuelve a ciudadanos que combaten contra la discriminación mientras otros son víctimas de ella. Es decir, con el tiempo las diferencias se acentuaron y el mestizaje no provocó la unidad sino la división junto a una permanente falta de reconocimiento y respeto por los derechos de los pueblos indígenas.



Basta con hacer un seguimiento a los módulos de atención al ciudadano que operan en las municipales para recoger las quejas de los vecinos frente al trato que reciben. Existe una desconexión entre el servidor público que atiende y el vecino que se acerca para solicitar un trámite. Esa misma desconexión que se repite sistemáticamente se convierte en un germen que crece y termina acrecentando conflictos sociales, que la gran mayoría de veces, responden a promesas incumplidas de candidatos presidenciales.

La discriminación étnico-racial se origina por un desprecio a las raíces de los pueblos indígenas u originarios que provoca desigualdad y exclusión. Expresiones dirigidas a descalificar una raza son el signo de la ausencia de respeto a la cultura del otro, sin que se comprenda claramente que es parte de nosotros mismos, pues vivimos en un país donde todos somos parte de la misma nación con múltiples y diversas tradiciones y cultura. Vivimos una ausencia de inclusión de todas nuestras raíces. Cada peruano, independientemente de su raza, encarna la multiplicidad de la cultura diversa que abarca todo nuestro territorio. Somos la suma de todas las tradiciones como todas las comidas y la música. Pero, no lo vemos y se prefiere vivir obviando nuestros orígenes.

Un caso de discriminación que reveló el distanciamiento frente a nuestras raíces, fue el que protagonizó en el 2019, en el distrito de Paucarpata en Arequipa, la regidora Bartola Gómez Sánchez, quien fue interpelada por una trabajadora municipal al llamarle la atención por vestir un traje típico en el evento que presentaría un corso por las Fiestas Patrias, en el distrito. Sobre este hecho que fue denunciado a la Defensoría del Pueblo en Arequipa, la entidad se pronunció señalando: “la discriminación es un delito penado por ley hasta con tres años de cárcel y es un agravante si quien comete este delito es un servidor público”, señaló. El caso culminó con la aprobación de una ordenanza municipal que “promueve el respeto, la igualdad y prohíbe toda forma de discriminación en su jurisdicción”. Nos preguntamos si esta medida fue suficiente.



Lejos de respetar nuestras tradiciones y costumbres, muchos ciudadanos dan la espalda a las raíces de nuestra patria sin reconocer que somos un pueblo donde todos tenemos sangre de todas las raíces.

Se acercan las Fiestas Patrias que recogen el orgullo de ser peruano, el mismo orgullo que deberíamos tener por ser un país de todas las culturas.

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