El martes doce de diciembre del presente año surgió una reflexión interesante luego de asistir al concierto de uno de los cantantes más conocidos de salsa a nivel internacional, Marc Anthony. El recinto para el acto magnánimo fue el Estadio Nacional, el cual puede albergar por lo menos a más de cuarenta mil personas, y las entradas oscilaban entre 98 soles hasta 378.
Resultado: uno de los conciertos más llenos que asistí en mi existencia.
Foto: El Comercio
Imaginemos la cantidad de dinero que circuló entre las cinco de la tarde que se admitió el ingreso al espectáculo hasta las doce que culminó, esto sin contar el comercio ambulatorio presente fuera del estadio antes y después del concierto. Mínimo cada persona gastó más de cien soles. Sin embargo, la reflexión parte de que el diecinueve de noviembre del mismo año en el festival cultural Hola Fest se presentaron cantantes como Sayita, Jean Paul Medroa y una banda como Laguna Pai.
Resultado: el recinto por lo menos con más de cien asistentes.
Lo interesante parte en reconocer que en esta oportunidad lo gratuito no pudo obtener más público que lo costoso, lo cual resulta extraño en un país como el nuestro en el cual todo lo gratis llama la atención aún sin saber cuál es el producto o servicio a recibir. Claramente, la respuesta a la causal de esta situación proviene tanto del prestigio del artista como de la publicidad que reciba el recital.
Sin embargo, también me recuerda a una crítica que suelo escuchar bastante referente a que en el Perú no se realizan actividades culturales y las que se realizan resultan de alto costo. Afirmación que resulta totalmente errónea, tomando el concepto de actividades culturales de la forma más amplia posible como cualquier actividad de divulgación de conocimientos artísticos, filosóficos o de índoles similares. El festival nombrado hace dos párrafos es una muestra de ello, resaltando la existencia de diferentes festivales como el Perú Independiente, Planet Fest o la Feria del Murciélago, solo por nombrar alguno de las múltiples existentes que seguro no conozco pero que espero visitar próximamente.
De esta forma, incito a que por medio de sus redes sociales, tampoco implica una ardua búsqueda en bibliotecas o centros académicos, en un fin de semana que se encuentren aburridos en casa puedan encontrar algún concierto, concurso, obra de teatro, o actividad cultural de su interés, que suelen ser gratuitas o de bajo costo en su mayoría. Y asistan. Dicho acto culminará en una tarde/noche placentera tanto para los artistas como para los asistentes.
Eduardo Jesus Chocano Ravina es estudiante de derecho en la Universidad de Lima y de filosofía en la Universidad TECH. Autor del libro El Café de Cada Mañana
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