Por Eduardo Chocano Ravina
Realizar todo el proceso editorial para la publicación de una segunda edición resulta un proceso catártico para el escritor. El volver a revisar su publicación genera que recuerde no solo los hechos que lo inspiraron a la redacción original; si no que, adiciona las nuevas vivencias acontecidas posterior a la primera publicación. Hechos como la primera publicidad, la primera presentación y las primeras críticas generan que el escritor adicione experiencias en la nueva edición.
Natalia Gómez Velásquez publicó en el mes de julio la segunda edición de su obra prima “Catarsis”. Como lo comenté a inicios de año, “Catarsis” es una obra mediante la cual Natalia libera su mundo eterno y demuestra sus mayores inseguridades, miedos e inquietudes, algunas esperanzas aunque en menor medida, mediante dieciocho poemas. De tal modo que de su dolor termina creando arte.
En esta oportunidad, Natalia adicionó cuatro poemas en esta segunda edición, de los cuales me tomé la libertad de citar uno de ellos para que puedan apreciar la evolución en su escritura:
Padre rama
No nací hombre
pero soy réplica exacta
ciega, jugadora y atea.
soy la rama que creció torcida
y le tiene miedo a su legado.
Mi padre
no tuvo sol ni verano
ni oportunidades de ser tronco
de ser rama
de ser astilla o ser palo.
Su alma roja
como la de los diablos
creció con él
vivió con él.
«Nadie nace malo
y nadie es malo y se hace bueno».
Yo como él
fui lodo, fui tierra
y el entorno siempre gana.
Mi padre sin ramas,
y yo siguiendo sus hojas secas
me vuelvo árbol y plaga.
Árbol que busca la noche
rama que busca escondite
como mi padre
un lunes, un viernes
meado, borracho y tirado
matando el respeto, volviéndose nada.
Lo odié
no del todo
nunca lo suficiente
por más cruel que fue.
Soy vida y semejanza de sus raíces
y aun rechazando su herencia
me volví réplica exacta
ciega, jugadora y atea
rama cortada
fiel semejanza,
destinada a ser como él
embriagada
desde el vientre de mi madre.
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