En los últimos días, la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, ha sido objeto de críticas que van desde sus declaraciones en España, hasta el dinero utilizado durante su viaje. Tomando en cuenta el primer caso, el semanario Hildebrandt en sus trece transcribió un audio de la diputada española, Noemí Villagrasa, que criticaba los comentarios de Alva, quien habría deslegitimado al gobierno de Pedro Castillo durante una reunión.
Ante tal noticia, Alva negó declaración alguna de ese tipo. No obstante, otros diputados como Antonio Gómez-Reino, solicitaron el reconocimiento de Castillo como presidente elegido democráticamente. Ello permite comprender que, aún si se considera que los comentarios de Alva no necesariamente fueron dilapidadoras, sí mantenía una carga peyorativa al gobierno actual.
Sumado a esto, la imagen de la presidenta del Congreso volvió a ser criticada este martes debido a un informe realizado por el medio El Foco, que halló una suma mayor a 17 mil soles como parte del dinero utilizado por Alva durante su estadía en Europa. Las acusaciones en este caso, se han dirigido a una acción de aparente despilfarro del dinero público. Si bien no fue la única, puesto que la congresista Susel Paredes y los parlamentarios José Cuesto, Raúl Doroteo y José Williams también generaron gastos exorbitantes, las críticas se han acumulado con el evento reciente en España.
Frente a esta situación, es posible argüir que los representantes del Estado deben mantener condiciones adecuadas para su desempeño al momento de participar en actividades internacionales. No obstante, las ingentes sumas de dinero evidencian también un uso desproporcionado de los recursos del país. Tan solo un desayuno de Alva llegó a sumar 456 soles, cantidad cercana a la mitad de un sueldo mínimo en el Perú.
Esta clase de hechos no solo merman la imagen de la presidenta del Congreso, sino también de la oposición democrática al gobierno de Pedro Castillo. El hecho de haber asistido a una reunión con diputados españoles en la cual criticó y solicitó no reconocer el gobierno actual, solo va en desmedro de su propia facción. Cabe preguntarse entonces, qué tan cercana está Alva de la realidad peruana o en qué medida podría haber considerado que era una buena estrategia realizar estas declaraciones en otro país. En caso sus acciones hayan sido parte de un movimiento planeado, solo evidenciaría un desconocimiento de la población a la cual se propone representar.
Lo que queda claro en medio de todo esto, es que la falta de tino en discursos e inversión de dinero, no solo perjudica a una persona, sino al grupo en el que se inscribe. Si la oposición plantea realmente llevar a cabo medidas que les permita instalar su agenda en la política del país, hasta el traspiés más leve puede impedirles concretar algún proyecto. En este sentido, de nada servirán argumentos en contra de Castillo, si su propia oposición también tiene falencias que corregir.
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