En el año 1993, como resultado del primer Congreso Constituyente elegido democráticamente por un gobierno elegido mediante elecciones libres (recordemos que la Asamblea Constituyente de 1979 fue convocada por un gobierno de facto) se le dio al Perú una nueva Constitución, misma que, recogiendo mucho de la previa, inicia haciendo una declaración que, a entender de quien escribe, es la mejor definición que haya escuchado a la fecha sobre el conservadurismo peruano, y cabe destacar que dicha conclusión no es mía, sino que fue lanzada en una conferencia sobre conservadurismo peruano a la que tuve la fortuna de asistir.
Imagen : El Comercio Tal preámbulo es el siguiente, y estoy más que seguro que es por demás desconocido para la mayoría, siendo otro hecho notable que mucha de la población peruana no conoce el contenido de la máxima fuente de la Ley peruana, y sin más, esta dice lo siguiente:
EL CONGRESO CONSTITUYENTE DEMOCRÁTICO, INVOCANDO A DIOS
TODOPODEROSO, OBEDECIENDO EL MANDATO DEL PUEBLO PERUANO Y
RECORDANDO EL SACRIFICIO DE TODAS LAS GENERACIONES QUE NOS
HAN PRECEDIDO EN NUESTRA PATRIA, HA RESUELTO DAR LA SIGUIENTE
CONSTITUCION
Y es en este texto donde aparece la primera referencia a la Nación Peruana, pero no como tal, sino empleando un término usado hasta el abuso por quien hoy en día ocupa el sillón de Pizarro, que es de absoluta preferencia de los regímenes comunistas de la región: "Pueblo", y que además, se arrogan la atribución de representar la totalidad del mismo, cuando es bien sabido que para ellos el "pueblo" no es otra cosa que el Partido Comunista, a cuyos intereses están abocados a servir.
Recordemos entonces, que nuestra Constitución actual inicia de la siguiente forma:
TÍTULO I
DE LA PERSONA Y DE LA SOCIEDAD
CAPÍTULO I
DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA
Artículo 1°.- La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Siendo evidente la falta de una apropiada y firme definición de Nación Peruana, que limite y circunscriba el poder y la responsabilidad de quienes ostenten el poder, para asegurar que estos sirvan a la misma, a sus intereses y no a los propios o incluso peor, los de terceros; sin que ello implique el tener que dejar de lado la fundamental defensa de la vida humana, que es donde se inicia todo derecho como tal.
Entonces, ¿Es necesario cambiar toda la Constitución para así asegurar este y todos los derechos derivados del mismo? Tal como afirma el ciudadano proclamado presidente y su partido considero que no solo es innecesario, sino hasta peligroso ceder ante tal exigencia, a la que se aún a la presión de intereses foráneos que aspiran integrar al Perú a sus filas para así asegurar el control de toda la región, como ocurriera hace exactamente 200 años en la así llamada "guerra de la Independencia", cuyas consecuencias que hasta hoy vivimos y en buena medida nos han llevado a este punto. Sin embargo, existe una alternativa, y esta seria rescatar de la que fuera la Constitución de Cádiz, proclamada en 1812 para toda la Monarquía Católica (el hoy llamado “Imperio Español”) y por ende, para nosotros, el Reino del Perú, la siguiente definición de Nación:
TÍTULO I.
DE LA NACIÓN ESPAÑOLA Y DE LOS ESPAÑOLES.
Capítulo I.
De la Nación española.
Artículo 1.°.— La Nación española es la reunión de todos los españoles de
ambos hemisferios.
Artículo 2.°.— La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede
ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Artículo 3.°.— La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo
pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes
fundamentales.
Artículo 4.°.— La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias
y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos
los individuos que la componen.
Tal es la claridad de este capítulo, que a entender de quién escribe, difícilmente podría formularse un texto que defina de forma tan clara y especifica lo que en ese entonces era nuestra Nación, definición al que el Perú contribuyo con la mayor cantidad de diputados después de Nueva España (México) y los reinos de la península, sin dejar de lado la presencia de Vicente Morales Duárez, jurista peruano, como presidente de las Cortes convocadas para su elaboración, por lo que, este texto no solo no nos es ajeno sino que la contribución de dicha constitución a la democracia peruana ha sido reconocida por la Comisión de Constitución del Congreso Peruano el año 2012, destacando, entre otras cosas: "[que] sirvió al desarrollo de importantes conceptos como territorio, nacionalidad, soberanía, nación, ciudadanía, identidad, entre otros".
Es en ese sentido, que me permito recoger el mandato del pueblo peruano, de una generación que nos precedió hace mucho tiempo, que defendió hasta la muerte su derecho a vivir tranquilamente como ciudadanos de la Nación Española e invocando a Dios Todopoderoso pidiéndole me ilumine, el formular las siguientes líneas como alternativa al Primer Artículo de nuestra actual Constitución:
TÍTULO I
DE LA NACION, PERSONA Y SOCIEDAD
CAPÍTULO I
SOBRE LA NACION Y DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA
Artículo 1°.- La Nación Peruana es la reunión de todos los peruanos que habitan en ambos hemisferios.
La Nación Peruana es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia, persona ni partido político alguno.
La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
La Nación está obligada a reconocer, conservar y proteger con leyes sabias y justas la vida, libertad, propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen y que de estos se desprenden.
La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Es de nuestro pasado, tan olvidado y hasta despreciado por los que aspiran a hacer de la Nación Peruana su patrimonio personal, y ponerlo al servicio de terceros que nada tienen que ver con sus ciudadanos y sus intereses, el que nos ofrece una respuesta clara y contundente ante las intenciones totalitarias y segregacionistas de quienes hoy ostentan el poder. Que el Dios de Jacob, en su infinita sabiduría, tenga a bien iluminar a nuestros parlamentarios y les recuerden que el Perú existe desde mucho antes de la Republica, y que hemos perdido mucho de lo que fuimos y tuvimos, y que está en sus manos, el evitar que hoy lo perdamos todo.
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