El cine peruano ha producido algunas obras maestras que no solo han capturado la esencia de nuestra cultura, sino que también han explorado profundamente la condición humana. Desde la poesía visual de La Muralla Verde hasta la cruda realidad juvenil en Videofilia, estas películas no solo han marcado un hito en la cinematografía nacional, sino que también han dejado una huella imborrable en el público que ha tenido la oportunidad de apreciarlas.
Armando Robles Godoy, uno de los pocos responsables del buen -y verdadero- cine de autor en el Perú
La Muralla Verde, Armando Robles Godoy (1970)
En el mundo, existen cosas irrepetibles, obras de arte que solo pueden haber surgido de una visión creativa propia de un individuo genial, que nunca nadie podrá, siquiera, atreverse a imitar. Eso es “La Muralla Verde”, película de Armando Robles Godoy.
La película cuenta la historia de Mario, un hombre que se esfuerza por conseguir un terreno agrícola en la selva, cerca de Tingo María, con el objetivo de establecerse allí con su familia y dedicarse a la colonización. A lo largo de la trama, se muestran varios episodios de la vida familiar, desde su llegada a la selva, los enfrentamientos con las autoridades, hasta diversos momentos en la vida de los colonos.
La película es mucho más que un diario de exploradores. Es una inmersión en las profundidades de la condición humana: un fresco de esperanza, un susurro de amor, una representación del hombre en medio de la inmensidad, que, a pesar de su propia enanez delante de la infinita selva, es capaz de reivindicar dignidad, vida y amor familiar. La Muralla Verde es poesía en acción ante los ojos del espectador. Es, a mi parecer, la mejor película jamás realizada en el Perú.
La revolución y la tierra, Gonzalo Benavente Secco (2019)
Muchos sectores políticos -la derecha, en pocas palabras- han gastado saliva, tiempo y energía en dibujar a Velasco como el gran demonio malvado de la segunda mitad del siglo XX, solamente superado por el maldito Abimael Guzmán.
Pero esto no fue así. Fuera de Velasco, ¿existió algún otro líder político que se esforzó por erigir una verdadera identidad nacional? (No quiero ofender a los acciopopulistas, pero decir "Adelante" no es apostar por una identidad nacional) ¿Existió, siquiera por un segundo, un presidente que se rebeló ante el imperialismo norteamericano de la Guerra Fría, para devolverle la dignidad a los peruanos esclavizados por un sistema de castas donde las minorías oligarcas tenían al país entero como su chacra y su parque de diversiones?
Efectivamente: la reforma agraria de Velasco fue un gran fracaso. Sin embargo, ¿qué hubiera pasado si no sucedía? ¿Cuántas otras personas hubieran apoyado la repudiable, infernal, inhumana y maldita causa de las ratas sarnosas de Sendero Luminoso?
Velasco pretendió hacer justicia. Antes de él, la esclavitud aún existía en el Perú. Con él, el Perú recuperó parte de su legado histórico, alzó su identidad nacional y, por los años que duró el régimen antes de la traición de Morales Bermúdez, el Perú estuvo a solo unos pasos de ser un país con identidad propia. Terminó el velascato, volvimos a caer en la anomia, y aquí estamos hoy. “La revolución y la tierra” es una de las películas que todo peruano -de izquierda o de derecha- debe ver. La esclavitud aún existía en la segunda mitad del siglo XX. Por más que muchos no lo quieran ver. Y Velasco terminó con eso.
Cuentos Inmorales, José Carlos Huayhuaca, José Luis "Pili" Flores-Guerra, Augusto Tamayo San Román y Francisco José Lombardi (1978)
José Carlos Huayhuaca, José Luis "Pili" Flores-Guerra, Augusto Tamayo San Román y Francisco José Lombardi dirigieron, cada uno, los cortometrajes que conforman esta película, inmersa directamente en los cambios sociales de la segunda mitad del siglo XX y la decadencia de una clase social burguesa limeña que se veía cada vez más arrinconada por el nacimiento y establecimiento de una clase “pujante”, venida de la sierra, que amenazaba con tumbarse la pequeña tranquilidad limeña.
“Cuentos Inmorales”(1978) no solamente es una película cómica. Es el retrato de una Lima que ya no existe. Destaca "Mercadotecnia", dirigido por Augusto Tamayo San Román, que sigue a Javier, un joven de clase media de entre 25 y 30 años, que está desempleado y recibe constantes reproches de su madre por su estilo de vida. Desesperado, consigue un trabajo como vendedor de puerta en puerta en la empresa Credimuebles. Antes de empezar, asiste a un curso de mercadotecnia, donde se sorprende por las técnicas motivacionales, incluyendo la repetición obsesiva de una canción infantil.
Una película retadora, irreverente, que edifica la puerta a través de la cual se realizaría la transición entre un siglo XX con rezagos de una Lima poscolonial, con una nueva Lima, turbulenta, caótica y, definitivamente, absurda.
Dioses, Josué Méndez (2008)
Dioses, de Josué Méndez, estrenada en el 2008, es su película menos recordada, probablemente la más criticada y, hoy, en el mejor de los casos, puede ser vista por los seguidores del cine peruano como una pequeña anécdota.
Pero no es así. Dioses no es una película sobre pitucos siendo regios. Es una película sobre el silencio, sobre una dinámica familiar sostenida en sufrimiento, en pulsiones eróticas latentes, en odios, misterios, racismo y autodesprecio. Es una película atrevida, que, justamente a través de sus silencios, sus vacíos y unas envolventes actuaciones de Maricielo Effio y Sergio Gjurinovic, elevan la trama a complejidades psicológicas que van más allá de los diálogos y de lo mostrado en cámara. Dioses es una vista de telescopio hacia lo más aterrador y pervertido de la condición humana. Merecía mucho más.
Videofilia, Juan Daniel F. Molero (2015)
Videofilia es la película que nuestro cine necesitaba. Más que provocadora, casi pornográfica, es una bomba atómica en medio de la cucufatería que suele adornar muchos ejemplos de nuestro cine.
Es una película de hoy: muestra los intercambios entre la juventud actual, la importancia del internet para la definición de la propia personalidad del adolescente o el adulto joven, el invasivo y perturbador rol de la pornografía y las drogas en el proceso de crecimiento de los personajes. Se ambienta en una Lima sin alma, una Lima que parece una fachada, una ilusión extraña, un laberinto donde cada quien está a su suerte.
Pero, aún con todo esto, está la posibilidad de generar conexiones. Videofilia es una película que no critica los nuevos métodos de comunicación y de afirmación de las nuevas generaciones, sino que las muestra de manera visceral, sin juicio, con una voluntad casi documentalista. Sin tapujos, sin censura, es verdad pura. El sexo, las drogas, el desinterés de muchos chicos por estudiar o trabajar, el hedonismo, todo esto sale a relucir en una película que no tiene como objetivo advertir al público ni asustarlo, sino, poner, delante de su cara, la realidad que se niegan a ver. Una película joven que muestra que aún se pueden establecer lazos humanos significativos en medio del absurdo decadente de una Lima como la nuestra.
Otras recomendaciones
El Bien Esquivo, Augusto Tamayo (2001): Una película histórica de gran intensidad, cuya trama gira en torno a la búsqueda de la identidad del personaje principal interpretado por Diego Bertie, en una Lima colonial. Actúa también una Jimena Lindo digna de Hollywood, que se roba cada escena en la que aparece.
Muerto de Risa, Gonzalo Ladines (2023): Una comedia que no se limita a ser comedia, sino que se entrega completamente a la disección psicológica de su personaje principal, interpretado por un sorprendentemente convincente César Ritter, en un rol de comediante decadente que busca darle sentido a su vida.
Imposible Amor, Armando Robles Godoy (2003): Última película del gran maestro del cine de peruano. Verla es un reto: es un poema surrealista, una disertación visual atrevida, provocadora e intelectualmente retadora sobre -como su título lo indica- la imposibilidad del amor. Si uno espera una película con estructura clásica, verosímil, que procese toda la información para que el espectador no haga más que observar -sin reflexionar, cuestionar e incluso criticar- tal vez no se deberia optar por ver esta película.
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